¡Me levanté temprano con mucha expectativas ya que cada día estaba más cerca de conocer Machu Picchu! Este día lo dediqué a conocer Ollantaytambo.

Luego de tomar un rico desayuno, hacer el check out en el hotel en Cusco, me voy con mi mochila rumbo a Ollantaytambo. Las próximas dos noches las pasaría en Aguas Calientes.

A Ollantaytambo se puede llegar desde Cusco en autobús por unos 5 soles. Este recorrido es de aproximadamente una hora y media. El autobús se puede tomar en la calle Pavitos esquina Belén, que se encuentra a unas cuadras de la plaza de Armas. Otra opción, es ir en combi por unos 10 soles como hice yo. Verás varias combis estacionadas, confirmas destino y precio, y luego te subes. Una vez que se llena la combi de pasajeros, comienza el viaje hacia Ollantaytambo. Otras opciones son ir en taxi o en tren pero son más caras.

Al subir a la combi, por suerte me ubiqué en un lugar al lado de la ventana, ya que durante el trayecto hay unos paisajes muy bonitos.

VISITANDO EL PUEBLO

Ollantaytambo se encuentra a 90 kilómetros de la ciudad de Cusco, y a unos 2700 metros de altura sobre el nivel del mar. Este hermoso pueblo, que se encuentra entre las montañas, forma parte del Valle Sagrado. Ollantaytambo es muy visitado ya que desde ahí se puede tomar el tren para llegar a Aguas Calientes para luego visitar Machu Picchu. Este lugar, merece sin lugar a dudas una visita obligatoria y no ser un lugar de paso. Ollantaytambo es conocido como el pueblo Inca vivo ya que es el único pueblo Inca habitado en el Perú.

Llegué al pueblo a media mañana y la combi me dejó en la plaza del pueblo. La plaza es muy bonita y está rodeada de varios restaurantes.

Plaza en Ollantaytambo

A pocos metros de la plaza se encuentra el complejo arqueológico. Es impactante de ver desde la distancia ya que te da la sensación de que el pueblo está dentro del complejo.

Vista del pueblo al parque arqueológico

Hacia el otro lado de la plaza, hay unas hermosas montañas de fondo que parecen una postal.

Vista del pueblo hacia las montañas

En una de esas montañas, se puede observar el inmenso rostro del dios Viracocha en piedra. Impresiona ver el tamaño del rostro y su ubicación en la altura. No se sabe si fue tallado por los incas o si esas piedras ya se encontraban ahí. Hacia el centro de la montaña hay unos graneros incas que se ubicaron en la altura para que el aire fresco mantuviera los alimentos en buen estado. Hacia el costado izquierdo de la montaña también se puede observar el perfil de un inca.

Recorrer este pueblo, es como transportarse en el tiempo. Sus calles empedradas y casas se conservan casi intactas.

En las calles se pueden ver canaletas incas que se conservan en excelente estado, y en las que fluye agua potable para abastecer al pueblo.

Quedé maravillada de recorrer este pequeño pueblo en tamaño pero enorme en historia y tradición. No dejé de sonreír en toda la mañana :). Luego de almorzar visité el impresionante parque arqueológico.

RUMBO A AGUAS CALIENTES

Después de visitar el sitio arqueológico, y tomar una merienda-cena en un restaurante cerca de la plaza del pueblo, fui hacia la estación del tren. Desde ahí tomé el tren con destino Aguas Calientes donde pasaría la noche.

La estación se ubica a unos pocos metros de la plaza del pueblo, y se encuentra al final de una larga calle que bordea el río.

Antes de llegar a la estación me encontré con muchos autobuses estacionados y turistas sentados en el cordón de la vereda. También me encontré algunos puestos de venta de artesanías y vendedores ambulantes.

Para subir al tren hay que presentar el boleto y pasaporte. Aquí puedes encontrar información sobre las dos compañías de tren que realizan este trayecto.

Viajé en la noche, y no me preocupó no poder disfrutar de los paisajes durante el recorrido, ya que dos días después lo haría cuando tomara el tren de vuelta :). Durante el trayecto hacia Aguas Calientes fui mirando las fotos que había sacado en Ollantaytambo. Fue un día increíble. Disfruté de la tranquilidad del lugar, de caminar por las calles de piedra con cientos de años de historia, y de recorrer su fortaleza y terrazas. Cada día que pasaba sentía más expectativas e ilusión de llegar a Machu Picchu.

Te invito a seguir leyendo sobre Aguas Calientes: la previa a una maravilla del mundo.

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